eres ya por las rocas de la altura.
Una voz sin garganta, voz oscura
que suena en todo, sin sonar a nada.
Tu pensamiento es nieve resbalada
en la gloria sin fin de la blancura.
Tu perfil es perenne quemadura.
Tu corazón paloma desatada.
Canta ya por el aire sin cadena
la matinal fragante melodía,
monte de luz y llaga de azucena.
Que nosotros aquí de noche y día
haremos en la esquina de la pena
una guirnalda de melancolía.
Federico García Lorca. 1936.
A Luz Nelia